Las experiencias de docentes y alumnos con Demundus
«[…] Puedo decir que ha sido gracias a Demundus que los chicos y chicas dentro del grupo se han atrevido a hacer cosas como bailar, tocarse, contar algo muy íntimo o llorar, o hablar de la muerte porque era un «requisito» de una prueba del juego. En una ocasión un alumno habló de lo que echaba de menos a su abuelo y que iba al cementerio a visitarlo cada domingo, lo que permitió que otros compañeros/as hablaran de su necesidad de decirle a sus abuelos/as que los echaban de menos y los querían.También son muchas las risas que se escuchan cuando tienen que bailar o volar como mariposas entre ellos/as.»